La terapia colónica consiste en un flujo de agua potable continuo que se introduce en el interior de nuestro recto (tramo final del intestino grueso que desemboca en el ano) y que gradualmente limpia ese primer sector.
Luego se retiene un poco más y se limpia y evacua la porción sigmoidea y según la capacidad personal se llega a inflar de agua pura el colon transverso y parte del ascendente produciendo fuertes contracciones peristálticas y limpiando con vigor todos estos tramos intestinales repetidas veces.
Este esfuerzo de estimulación de la musculatura revigoriza la acción del intestino para adquirir un movimiento normal de evacuación.
El intestino grueso absorbe agua y solutos disueltos en ella, por ello realizamos la terapia con agua potable sin aditivos para evitar toda congestión, y la utilizamos con temperatura ligeramente tibia para evitar espasmos.
Eventualmente puede complementarse este enema continuo con infusiones emolientes y cultivos lácticos para restablecer una flora intestinal más amigable.
No es necesario utilizar máquinas, sino un sencillo dispositivo que cualquier persona puede construir en el baño de su casa con un tramo de manguera y una llavecita reguladora de caudal en ella, y esto a fin de estimular un uso cotidiano de los enemas de forma práctica y económica, realizada con toda la eficacia e higiene.
Luego de los enemas continuos hay que esperar tranquilamente al menos 30 minutos para que el intestino elimine el excedente de agua antes de salir a la vía pública, por riesgo a una repentina mojada en los pantalones. La regularidad de la terapia depende del estado personal, semanalmente es inocua.
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